En los años 50, el famoso escultor Harry Bertoia, diseñó una colección de 5 sillas, las sillas “wire”, de diseño abstracto-geométrico.  Este escultor, de origen italiano, trabajó con el también famoso arquitecto, diseñador y director de cine norteamericano, Charles Eames en diferentes diseños ergonómicos para piezas de mobiliario y de estos estudios, sobre forma, espacio y volumen, surgieron su colección de sillas.  Éstas son piezas representativas del diseño del siglo XX y se han hecho muy famosas.  La patente para esta colección la tiene la firma Knoll, que hoy en día las sigue fabricando y comercializando.  Se utilizan en interiores de diferentes estilos, y son piezas que sin duda marcan la diferencia.

Existen  muchas imitaciones de estas sillas, lo que las hace asequibles a todos los bolsillos. En palabras del propio diseñador:

“Si miras a estas sillas, están hechas principalmente de aire, como las esculturas. El espacio pasa a través de ellas”.

Realizadas con varillas de acero soldadas y cromadas.  Son piezas muy atractivas, y fueron concebidas como esculturas en 3D.

Las sillas, además del acabado metálico, tienen acabado de diferentes colores, como rojo, amarillo, azul, blanco y negro, y con cojines de varios tonos.  Además, para mayor comodidad, también existe la versión de las sillas, cubiertas por una funda.

Una de las sillas más conocidas de la colección, es la silla “Diamond”.  La idea del acabado de la silla en cromado partió del encargo de GM (General Motors) de unas sillas para su showroom.  Las sillas se terminaron con el mismo baño cromado de los parachoques de los coches, para realzar el mundo del automóvil en las oficinas de la compañía GM.

La silla Diamond, de 1955, es perfecta para cualquier rincón, ya que es una silla tipo “lounge”.  Su nombre, “diamante”, viene de su forma abierta y del brillo que le proporciona el metal.